Ya pasados veinticinco días desde el funeral, George Bush se prepara para dejar su puesto de presidente, mientras que Barack Obama se presta a ocuparlo. Mi escuadrón está situado estrategicamente en los alrededores del Capitolio, dentro del Capitolio y vestidos de civiles entre la multitud. Yo, por mi parte, me encuentro a cinco metros del presidente electo, vigilando la situación por si se complica.
Dejé un rastro de pistas falsas sobre un posible atentado árabe-africano, para que el FBI lo investigara. Así, los posibles terroristas se creerían más libres de actuar, sin saber que estaba yo con el mejor equipo de soldados del mundo.
Michelle Obama sostiene la Biblia, con la juró Lincoln. Su esposo, Barack Obama, pone una mano encima de esta, mientras dice:
-<Juro solemnemente que desempeñaré fielmente el cargo de presidente de Estados Unidos y lo haré con la mejor de mis habilidades para defender la Constitución de los Estados Unidos. Dios me ayude.>
Cuando Obama termina el juramento, realizado bajo su nombre completo de "Barack Hussein Obama", John Roberts, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, le estrecha la mano y pronuncia un simbólico: "Felicidades, señor presidente", produciendo un estallido de júbilo de la multitud, que es acompañado por millares de banderas agitadas y el sonido de las salvas de honor.
Tras la jura, llega el esperado discurso de Obama, en el que -en 14 minutos exactos- el demócrata dedica sus primeros párrafos a los colosales desafíos que enfrentará durante su mandato, que podrá ser constitucionalmente renovado por otros cuatro si gana las elecciones previstas para noviembre de 2012.
Entre los desafíos, Obama menciona las guerras de Irak y Afganistán, la crisis económica, la precaria sanidad, el fracaso escolar y las amenazas contra el medioambiente.
-<Por cualquier lugar que miremos, hay mucho trabajo por hacer>- dice Obama ante la multitud de esperanzados seguidores-. <Los desafíos que enfrentamos son reales, serios y muchos y no serán enfrentados fácilmente o en un corto período de tiempo. Éstos serán solucionados.>
Pobre hombre, no sabe hasta qué punto nuestros problemas son reales... muy reales, y muy serios. Claro que eso el no lo sabe... aún.
Suerte que estas cosas no duran mucho...
Cuatro horas más tarde, el nuevo presidente de los Estados Unidos de América se encuentra en la calle Pensilvannia 00, cerca de la Casa Blanca. Un desfile pasa sobre esa calle, y Barack Obama está mirándolo, con su familia y una plétora de políticos. Yo, en cambio, estoy sentado, muy cómodo, en un yet hacia Alaska. Me espera un día difícil, muy difícil...
OFF: Continúa en Alaska.