"Heroes" (2º Temporada)

OFF: Viene de New York.


Camino tranquilamente por el aeropuerto. Noto como muchas personas me miran. Salgo fuera y me quedo sentado al borde de la calle, esperando que venga por mi.
Dos horas y media más tarde, veo acercarse un Ford Focus rojo.



Se detiene ante mi. El hombre que está dentro abre la puerta del acompañante y me meto adentro.
-<¡Scott!>- me saluda mi primo Diego Rapaport.
-¡Hola, Diego! ¿Que tal?
-¿No hablamos en inglés?
-No, aprovecho que sé español. ¿Vamos?
Arranca el auto y nos vamos a la ciudad de Toledo.
-¿Cómo te van las cosas, Scott?
-Y... mi jefe me regaló unas vacaciones, como verás.
-¿Y por qué razón, tío?
-Si te lo dijera, no me lo creerías.
-¡Vamos, coño! ¡Afloja la lengua!
-Espera a que lleguemos a tu humilde hogar.
-¿Mi humilde? Ja, ja, ja. Humilde las pelotas, tío. Estoy ganando fortunas con los supermercados que tengo.
-¿Tienes supermercados?
-¿Que si tengo? ¿En dónde vives, gilipollas?
-Vale, vale. ¿Y cuánto ganas?
-¿Y a ti qué cojones te importa? Aqui no hablamos de dinero, nos da por las pelotas.
-Vale, tío. No te encabrones. Hablemos de otra cosa. ¿Qué tal le va al Barça?
-Mira, no me hables de esos suertudos. ¡Que viva el C.D. Toledo! ¡Son los más guays!
-Esta bien, cambiemos el tema. ¿Has visto, recientemente, alguna serie interesante en la tevé?
-Si, si. ¿Hablas de programas españoles o americanos?
-Americanos, principalmente.
-Pues mira, tienes Doctor House, o Perdidos. Hay una de superhéroes que se llama Héroes; después está El Mentalista...
-Detente. ¿Héroes?
-Si, Héroes.

Me bajo del auto y acompaño a mi primo a su casa, la cual no tenía nada que ver con lo que yo me imaginaba. Subo a una habitación destinada para mi y dejo mi bolso. Luego, bajo al comedor y me llevo una sorpresa: mi hermana Rose.
-<¡Scott!>- dice y me abraza.
-<¡Rose! ¿Qué haces aqui?>- le respondo, abrazándola también.
-<Estoy estudiando en Madrid y me vine para aca.>
Nos separamos y nos sentamos a la mesa.
-<¿Cuándo llegaste?>
-<Hace una semana, pero me voy mañana a la tarde. Si hubieses avisado que que venías, me quedaba más tiempo.>
-<Si, ojalá. Mi jefe me dio estas "vacaciones" anticipadas.>
-<Lo que todavía no entiendo es la razón.>- dice Diego, sentándose junto con nosotros. Me pasa una taza de café y unas galletas.
-<Bueno, es un poco complicado. Verán, el otro día estaba en mi taxi, trabajando. A eso de la una de la tarde, paro para almorzar en MacDonalls. Pero cuando volvía a mi taxi se me acercó un hombre con un arma.>
-<¡No!>
-<¿En serio?>
-<Si. Me robó la plata y se fue corriendo. Pero no se alarmen demasiado, estas cosas ocurren continuamente en New York.>
-<Que mal que está el mundo...>
-<Si... ¿quieren que haga tostadas con mermelada?>
-<No, gracias, Diego. Dime, Rose, ¿cómo está Jason?>
-<La última vez que hablamos me contó que separó de la novia y cambió de empleo.>
-<¿A cuál?>
-<Trabaja en la Biblioteca Ottawa. Dice que pagan bien.>
-<Ah... si no les molesta, me voy a descansar un rato.>
-<No pasa nada, andá a dormir.>
Dejo la taza vacía en la mesa y subo a mi habitación.

OFF: Sigue en "Cuidado, Asesino Suelto".

OFF: Viene de "¡Cuidado, Asesino suelto!".


Aparecemos en medio de un callejón, junto a un conteiner de basura.
-<Eso... Eso estuvo increíble...>
-<Acostúmbrate. Vamos, andando.>
Salimos de allí, dirigiéndonos a la calle principal. Ahora... puedo controlar mi supuesto "poder". Más bien, el término correcto sería "no lo estoy usando". ¿Qué sucedió? La calle es una avenida, con una feria artesanal sobre ella. La gente pasea entre los puestos, comprando las mercaderías o, simplemente, mirando. Nosotros nos apresuramos entre el gentío, buscando a la abuela de Aataca. O sea, estamos buscando a Aataca.
-<Oye, creo que si nos separamos cubriremos más espacio.>
-<¡No! Nos destrozaría. Imagínate: tu puedes anular poderes, pero Adrián está lleno de ellos, ¡y muy poderosos!>
-<Pero... Bueno, está bien. Cualquier cosa, es tu responsabilidad.>
Caminamos varios metros más, pero no hayamos a nadie. Repentinamente, escuchamos un alboroto del otro lado de los puestos. Cruzamos una mirada y corremos hacia allí. Un hombre nos sale al paso.
-<Hola, Martin.>
Nos quedamos en silencio. MaConn tiene una expresión de asombro en el rostro.
-<¿Papá...?>
-<¿Es tu padre?>
-<Ven, hijo. Abraza a tu padre de nuevo.>
-<Pero... pero... yo estuve en tu funeral...>
-<Hijo, sé que esto es duro para tí, pero no morí. Fue un simulacro.>
¿Un simulacro? Esto... es puro verso. La abuela tenía metamorfosis. Seguramente...
-<¡Oye, aléjate, idiota!> -digo, sacando mi pistola y apuntándolo. Martin me empuja, extrañado.
-<¿Qué haces? ¡Es mi padre!>
-<¡Tu padre está muerto! ¡Él... más bien, ella es...!>
El hombre abre la boca y grita. Es un grito que nos empuja hacia atrás, cayendo al suelo. El arma se cae de mi mano; me tapo los oídos: esto me está destrozando los tímpanos. No puedo pensar...

¿Mi padre en Toledo? ¿Vivo? Demasiado bueno para ser cierto. Una descarga de sonido sale de su boca, impulsandonos hacia atras. Me tapo los oidos, y me teletransporto a su izquierda.
-<¡Maldita!>
Saco la espada y le hago un corte en la pantorrilla izquierda.
-¡Ahhh!
Vuelve a su forma normal y cae al suelo.
-<¿Suficiente para ti?>
-<Ni lo creas, niño.>
Se vuelve a transformar en Adrian, y me arroja hacia atras, presumo que con telekinesis. Luego, tira la espada bien lejos y me sostiene en el aire.
-<Veamos que tan valiente te crees ahora.>
Scott se levanta del suelo. Me mira y extiende la mano. Repentinamente, caigo al suelo.
-<¡Ahh!>
Scott se agacha y toma la pistola del suelo.
-<¡Muerete, anciana!>
Dos tiros en la espalda. La abuela de Adrian cae al suelo, y en cuestion de segundos se forma un charco de sangre debajo.
-<¿Estas bien?>
-<Si, eso creo. Me torci el tobillo al caer, pero nada mas.>
Me doy vuelta y comienzo a buscar mi espada.

La... la... la ma... maté. Maté a una persona. Dejo caer la pistola al suelo; esta produce un ruido seco cuando golpea contra las baldosas. Las sirenas de la policía se escuchan cercanas. La gente ya se nos había acercado y miraba con horror el espectáculo. Martin se acerca y toma la pistola del suelo.
-<Debemos irnos.>
Toca mi hombro con su mano y aparecemos en medio de una plaza. Yo voy lentamente hacia un banco y me siento en el. Todavía no puedo creer que haya matado a una persona... a una anciana. Martin da vueltas de un lado para el otro, con el "walkie-talkie" en la mano. Se lo lleva a la boca y pregunta:
-<Adrián... Adrián, ¿están ahí?>
El aparato se apaga.
-<Se ve que no tiene más batería...> -dice, extrañado, observando el aparato.
¿Sin batería? Es más probable que Aataca y el agente federal estén en serios problemas...

Debe de sentirse muy mal. Hasta ahora no habia pensado seriamente en matar a nadie, aunque me habia imaginado cortando a Hoofek en pedacitos. Me cuelgo nuevamente la espada en la espalda y me siento junto a Scott. Todavia lleva la mirada perdida.
-<¿Te encuentras bien?>
No me responde nada. No entiendo como puede estar en este estado. Yo no siento ningun tipo de culpa por la muerte de la anciana. Odio a todos los estupidos que estaban en esa estupida Orden; al maldito Holandes, al maldito Hoofek, a la maldita señora Gualladrem... y ya odiare al maldito del Maestro, si tiene la mala suerte de cruzarse conmigo... Es raro, siento como si conociera al Maestro. A mi cabeza vuelve una escena que mantenia escondida en mi memoria...
"Tomas estaba quieto, como una estatua. Delante mio se encontraba un hombre negro, vestido de negro y llamado Sean Black. Dijo que venia del futuro, y que buscara en New York a un clarividente llamado Adam Gother. Desaparecio y todo volvio a la normalidad."
Y ahora que recuerdo bien el aspecto de Sean Black del futuro, noto una diferencia con el hombre que conoci en el departamento de Adam. El que me visito en el Centro Atomico era mas... viejo, con mas arrugas, ¿o no? No, creo que no.
Luego de eso, Adam tuvo una vision y nos llevo enfrente del Empire State, donde habia visto un viejo cenando... ¡Ese viejo debio ser el Maestro! Y Adam nos dijo que fueramos alli para... ¡Para que Garrick no lo aprisionara! Ahora entiendo todo. me pregunto que le habra pasado a Adam...

Poder. Tengo un poder, una "habilidad". Es como caminar, o escuchar. Puedo... inhabilitar los poderes de otros. Eso me da cierta ventaja, pero solo para igualarme ante ellos. Como con la abuela de Aataca: ella no podía transformarse, y yo tenía una pistola. Estuve por encima.
-<Martin...>
-<¿Si?> -me pregunta, distraído.
-<Tu habilidad es la teletransportación, ¿cierto?>
-<Si, nos teletransportamos para venir acá.>
-<Intentá aparecer al lado de esa fuente de allá.>
Noto como mira en la dirección que le señalo, y se concentra mínimamente. Yo cierro mis ojos, pensando en que no quiero que se teletransporte; cuando los abro, Martin sigue allí parado, extrañado.
-<No puedo hacerlo... ¿Me estás anulando el poder?>
-<Si.>
Es extraño. Soy como... el Haitiano. Mejor comparación, imposible.
-<¿En qué andarán Aataca y el agente federal?>

Nos quedamos varios minutos más en silencio, pensando en lo que debe estar ocurriendo con los otros en ese mismo momento. El sonido de un celular me hace saltar, asustado. Atiendo la llamada.
-<¿Hola?>
-¿Scott? Soy yo, Diego.
-Hola. ¿Qué pasa?
-Mira, me llamaron los gemelos y dicen que les está ocurriendo algo. No especificaron, pero dieron a entender que era alguna especie de enfermedad... o, tal vez, algo parecido a lo que te sucede a ti.
Me quedo en silencio, pensando.
-¿Dónde están?
-En Ginebra. En Suiza -agrega-. Yo estoy demasiado ocupado por el trabajo. ¿No podrías ir tu?
-OK, no te preocupes. Yo me encargo.
-Gracias, tío, me sacaste un muerto de encima. Después nos hablamos. Adiós.
-Adiós.
Termino la comunicación, y me doy vuelta.
-<¿Y? ¿Qué pasó?>
-<¿Podríamos hacer escala en Ginebra?>
-<¿En Ginebra? ¿Qué se te olvidó allá?>
-<Es un tema relacionado a mis primos. Después podemos ir a Rusia, como querías.>
El tipo se queda pensando un rato. Luego me mira y aparece al lado mío.
-<OK, no le debo nada a Adrián. Vámonos.>
Me toca el hombro y desaparecemos.


OFF: Sigue en Ginebra.