Asesinato en el Himalaya

-<<¡¿Preparado, Maurice?!>> -le grito a mi compañero, que está a mi lado.
-<<¡Cuando tu quieras, Ocean!>>
Miro el vacío que se nos presenta abajo, del otro lado de la compuerta del aeronave. Cierro los ojos, aspiro el aire del Himalaya y... saltó. Abro los brazos y las piernas y dejo que la gravedad cumpla su cometido. A mi lado desciende mi compañero Maurice Chifflet, practicando Sky Surf con una skyboard (similar a la tabla de snowboard). Veo las montañas a través de las gafas. Me encanta venir al Himalaya. Las mejores montañas del mundo.
-<<¡Llegamos a la zona roja!>> -me grita Maurice desde el radio.
Palpo mi paracaidas de reserva y sigo mirando las montañas. Mi activador automático se encarga de abrir el paracaidas, aunque no estoy preocupado.

UNA HORA DESPUÉS

-<<Deberías venir en algún momento, Patrick. No sabes todo lo que te pierdes. A Abby le sentará bien un cambio de aire. Bruselas será hermosa como ciudad, pero es eso: una ciudad.>>
-<<No tengo tiempo, Ocean. Recuerda que gracias a que yo trabajo tu puedes darte el lujo de hacer esos viajes.>>
-<<Si, ya se que HautVol me mantiene, pero recuerda que tambien tengo una... especie de trabajo particular.>>
-<<Si, tu "Fundación Free Fly", que todavia no se para que sirve, y que estoy sosteniendo yo con mi dinero.>>
-<<La F.F.F. me sirve a mi y a un montón de paracaidistas por todo el mundo.>>
-<<Respecto a ese tema en particular, el jueves pasado mi abogado tuvo que solucionar un problemita en Suiza. Parece que dos clientes tuyos sufrieron un accidente en...>>
-<<Gracias por solucionarlo. Siempre dije que me encanta que seas mi hermano mayor. Mandale saludos a tu esposa.>>
-<<Lo mismo digo. ¿Sigue ese zoquete de Chifflet asociado contigo?>>
-<<Claro que si. Es mi mejor amigo, ¿recuerdas?>>
-<<Como tu digas, Ocean.>>
Corta la llamada y, por mi parte, cierro la tapa de la laptop. Todavia no le dije a mi hermano lo de mi... extraña habilidad. No hay por que alarmarlo.
-<¿Señor Pascal>
-<¿Si?>
-<La avioneta parte mañana al mediodía.>
-<Gracias, Theodore.>

Luego de una caminata con Maurice, volvemos al hotel en donde nos alojamos. Subimos a la terraza, y saludamos cordialmente a mister Evans y a su esposa, mistress Evans. Están sentados a una mesa redonda, de madera. Mister Evans lee el diario londinense mientras su esposa revisa un mapa de la región.
-<Jeff, no creo que sea conveniente ir mañana por esa ruta. Según el pronóstico se van a dar fuertes lluvias, y en ese barranco vamos a estar a la intemperie. Yo siempre le comento a Jeff que no hay nada mejor como un buen mapa ¿no es cierto, querido?>
-<Si, querida.>
-<Claro que con todo el tema del coche… más bien de la camioneta… una se siente más segura. ¿Ha oído lo que les sucedió a los Redfern, monsieur Pascal? Algo verdaderamente horrible. Suerte que nosotros no salimos con ellos, como bien aconsejé yo, ¿verdad, cariño?>
-<Así es, querida.>
-<¿Qué les sucedió a los Redfern, mistress Evans?>
-<¡Oh! Algo terrible. Decidieron realizar una caminata por la ladera que se ve frente a nosotros, y en el camino los alcanzó… ¡una avalancha!>
-<Mon Dieu! ¿Lograron salvarse?>
-<Ya lo creo que si. Parece ser que encontraron una cabaña construida con materiales y se refugiaron dentro. ¿Fue así, Jeff?>
-<Me parece que si, Lorraine.>
-<Quelle chance! Impresionante lo que nos cuenta, mistress Evans. ¿Dónde están ahora, mister y mistress Redfern?>
-<Los llevaron a un hospital en avioneta. Este hotel está un poco alejado. ¡El primer pueblo queda a quince kilómetros! Yo siempre digo…>
Paró en seco cuando una muchacha salió del hotel y se reunió con nosotros en la terraza. Tenía el pelo castaño rojizo, piel blanca y un gorro de alas anchas, color esmeralda. Llevaba puesto un short pequeño, de tela de jean, y una chaqueta color mostaza.
Maurice se adelantó, con los ojos brillantes, y le dijo:
-<Cette belle fille! ¿Cómo es que todavía no nos hemos visto tú y yo? Dime, précieux, ¿cuál es tu nombre?>
La joven se ruborizó, y contestó escondiendo el semblante:
-<Alessia Viner.>
Le extendió la mano y Maurice le dio un beso.
-<Magnifique! ¿De dónde eres?>
Antes de que la muchacha pueda responder, dos hombres salieron del hotel.
-<¡Alessia! Te pedí que nos esperaras. Saldremos todos juntos.> -dijo el hombre que iba adelante.
-<¡Oh! Monseiur Viner, que gusto volver a verlo!> -lo saludo mistress Evans.
-<Igualmente, madame. Buenos días, mister Evans. ¿Hay noticias importantes?>
-<Parece ser que despidieron al Jefe de Seguridad Nacional de Estados Unidos. El FBI lo anda buscando.> -le contesto mister Evans.
-<Esos americanos y sus problemas. Nosotros los europeos debemos cuidarnos.>
De repente dirigió su mirada hacia Maurice y hacia mí.
-<Me parece que no nos han presentado. Me llamo Wilfried Viner, ella es mi esposa, Alessia y el es mi hermano, Tristan.>
-<Ocean Pascal, mucho gusto. El es mi compañero Maurice Chifflet.>
-<¿Pascal? ¿Pascal, de la compañía francesa HautVol?>
-<Belga.>
-<Pardon?>
-<No es francesa. Es belga.>
-<Excúseme, monsieur Pascal. Bueno, querida, debemos salir. Nos veremos esta noche para cenar.>
Los tres bajan las escaleras y se dirigen a un jeep. Yo miro a mi compañero y lo noto triste.
-<Les femmes! Vamos adentro, Maurice. Debemos ir preparando el equipaje. Nos vemos esta noche, mister Evans.>
Con Maurice traspasamos el umbral y nos dirigimos a nuestra habitación.

Termino de ponerme mi ropa para cenar y salgo al pasillo. Lo atravieso en unos segundos y en la escalera me encuentro con otra huesped.
-<Buenos días, miss Brewster.>
-<Buenos tardes, monseiur Pascal.> -me corrige agradablemente.
-<Parece que será una noche preciosa.>
-<Así parece. Yo quiero cenar e irme a dormir inmediatamente. Mañana me aguarda un día bastante fatigoso. El guia que me tocó es... No parece profesional.>
Asiento con la cabeza, en señal de estar de acuerdo y bajo las escaleras. En el vestibulo me encuentro con otro huesped, el español Jorge Rosales.
-Pero si es Pascal, el tío multimillonario.
-<Disculpe, señor Rosales, pero no entiendo cuando habla en español.>
-<Oh, jo, jo, discúlpeme, Pascal. No estoy acostumbrado a hablar en ingles.>
-<¿Mañana irá de caminata?>
-<Tenía pensado acompañar a la señorita Brewster, pero me parece que me quedaré durmiendo. ¿Cómo ha estado el paracaidismo?>
-<Magnifique! Es un excelente lugar para practicarlo.>
-<Ya veo. Espero verlo esta noche en la cena, Pascal.>
-<Lo mismo digo, señor Rosales.>
El español sube al primer piso mientras yo camino hacia la sala de estar. Miro en el raloj: las 19:42 P.M. En un sillón están sentados Matthew Connor, un norteamericano que vino por negocios, y mister Evans. Parece que están discutiendo sobre los Juegos Olímpicos.
-<Eunice Barber es una excelente saltadora de longitud, mister Connor. No se olvide de ello.>
-<Claro que no, pero antes de que gane una atleta francesa prefiero que lo haga una de mi país.>
-<Obviamente, yo nunca dije lo contrario.>
-<Discúlpenme, señores, pero ¿de quiénes son los gritos que se escuchan en la habitación contigua?>
-<El señor Viner y monseiur Chifflet están discutiendo. Parece que sucedió algo con la señorita Viner. Mi esposa sabe más de ello que yo.> -me contesta mister Evans.
¿Por qué estará discutiendo Maurice? Espero que no sea nada serio. Miro la puerta de la sala, y de repente ésta se abre. Maurice sale agitado, mirando hacia atrás y con el puño en el aire.
-<<Si no dejas de molestarme, Viner, te mataré con estas misma manos.>>
Evans y yo nos quedamos de piedra. Bueno, yo no tanto. Se que Maurice tiende a descargarse de esa manera en una discusión, porque sabe que si insulta y amenaza con palabras fuertes, después no sentirá ganas de partirle la nariz.
Mi compañero cruza la habitación y sale al vestíbulo. Por la puerta de la sala contigua aparece monseiur Viner, con la cara roja de ira.
-<<Debe contener a su amigo, monseiur Pascal, porque si lo vuelvo a pescar con mi esposa, lo ahorcaré sin pensarmelo dos veces.>>
Él también sale al vestíbulo. Oímos como sube las escaleras y luego el silencio.
-<¿Qué fue lo que dijeron? No soy muy diestro en el francés.> -dice Connor.
-<Nada importante, amigo mío. Relajémonos con temas más apasibles.>
Maurice es un idiota. ¿Cómo va a meterse con la mujer de otro? Y encima está casada. No tengo que quitarle el ojo de encima, aunque se que no haría daño ni a una mosca.

-<Monseiur Pascal, me he enterado que está usted metido en un proyecto cinematográfico. ¿Es cierto esto?> -me pregunta mistress Evans mientras cenamos.
Reunidos a la extensa mesa rectangular estamos todos los huespedes del hotel: mister y mistress Evans, miss Brewster, Jorge Rosales, Metthew Connor, Tristan y Alessia Viner, Maurice y yo. El único que falta es Wilfried Viner.
Me concentro en la pregunta que me acaba de hacer mistress Evans y le contesto:
-<Así es, mistress Evans, pero no logro comprender como se enteró.>
-<Ya han subido información sobre próximas películas europeas a internet... yo siempre consulto esas páginas; todo lo que tenga que ver con el cine europeo me fascina... y he visto que aparece usted como... ¿como es el nombre?>
-<Productor ejecutivo... Más bien productor asociado. Como tengo el dinero y las ganas, me he metido en lo que sería mi primera incursión al mundo del cine. Se trata de una película belga. Tuve largas charlas con el productor Patrick Quinet, y me gusta como lo va llevando. Yo le di dinero y apareceré en los créditos. Por lo demás, no tengo nada que ver.>
-<Y, ¿cuál es la película? ¿De qué trata?>
-<El título es La régate, aunque a Inglaterra llegará como The Boat Race. La historia gira alrededor de un chico de 15 años, que vive solo con su padre y que soporta los abusos físicos, bastante crueles a decir verdad. Un día, el chico decide escapar y remonta el río Meuse con la única obsesión de convertirse en campeón individual de Bélgica cueste lo que cueste. Su entrenador Sergi y la chica que le gusta, Muriel, conseguirán que Alex vuelva a descubrir los valores humanos que ha perdido, un largo y duro camino de aprendizaje. El guión me pareció muy bueno. Se estrenará en febrero de 2010.>
-<Pues le deseo lo mejor, monseiur.>
-<Muchas gracias, mistress Evans.>

Acabada la cena, nos quedamos en el comedor mister Evans y yo, discutiendo sobre política. Los demás habían ido a despejarse, ya sea al baño como a la terraza. Estabamos esperando que sirvan el café. Nos alojábamos en un hotel no demasiado grande. En el pueblo había muy pocas casas, y un monasterio se emplazaba más arriba.
Cuando la camarera nos trajo el café, nos volvimos a reunir todos, menos Tristan Viner y Maurice. La camarera subió a dejarle la taza de chocolate caliente, que pedía Wilfried Viner especialmente, a su habitación, y no paso un minuto que oímos un grito estridente, seguido por un chillido de la camarera. Mister Evans, Rosales y yo subimos rapidamente las escaleras y llegamos a la puerta del cuarto de los Viner. La camarera se hallaba sentada en el piso, pálida y con la taza echa añicos a sus pies. En unos segundos se nos unió Tristan, y entre los cuatro logramos forzar la puerta, que estaba cerrada por el interior.
La imagen que recibimos al entrar fue terrible: Wilfried Viner estaba sentado en el sofá, junto a la chimenea, con el cuello abierto a la mitad. La sangre emanaba por su garganta,y caía como un río furioso sobre su pecho.
-<No toquen nada, señores. Esperen a la ambulancia.> -nos decía mister Evans.
-<¿La ambulancia? ¿Para qué? El tío está bastante muerto. Hay que esperar a la policía. Esto es un asunto internacional. Llamen a Scotland Yard.> -le contestó Rosales.
-<No exagere, señor Rosales. Fíjense en la ventana: está abierta. El asesino escapó por allí. No hay muchos lugares a donde pudo ir.> -dijo mister Evans.
Yo, por mi parte, me agacho y recojo un extraño globo que estaba tirado en el suelo. ¿Para qué querría Wilfried un globo en el Himalaya?
-<Fuera, todos fuera. Ya llamamos a los monjes. Les pedimos que salgan.>
El dueño del hotel estaba en el marco de la puerta. Salimos obedientemente y nos reunimos en la sala.

Esa fue una de las noches más largas de mi vida. Cinco miembros del IRSOM (International Rescue Squad of Mountain) se acercaron al hotel y trasladaron el cadaver a la central médica del pueblo. Mientras tanto, los huespedes nos quedamos en la sala, junto a la chimenea. Alessia Viner lloraba en un rincón. Maurice y Tristan estaban en lados opuestos de la sala; los dos pálidos. Los Evans meditaban en silencio, sentados en el sillón junto a Miss Brewster. Rosales y yo ocupabamos los otros dos sillones individuales, mientras que Matthew Connor miraba las extrañas pinturas colgadas de la pared. Nadie se animaba a interrumpir el silencio.
Despuntó el alba y cada uno volvió a su habitación. Maurice y yo compartíamos una. Al llegar allí, lo increpé de una manera bastante brusca.
-<<¿Dónde estuviste ayer cuando encontramos el cadaver?>>
-<<¿Por qué me lo preguntas, Ocean? No pensarás que yo...>>
-<<¡No! Claro que no. Pero te daras cuenta que es sospechoso.>>
-<<Claro, claro... Luego de cenar salí a fumar un cigarrillo. Estaba en la terraza y apareció Alessia...>>
Sus ojos tomaron un brillo que no conocía en él. Tardó varios segundos en retomar el hilo d ela conversación.
-<<Bueno, la cosa es que apareció Alessia y hablamos de temas... hum... privados. Luego volvió al comedor en busca del café y yo me retrasé en la terraza. Si hubieses visto que hermosas estaban las montañas. También hacía frío ayer a la noche. Se había formado escarcha en los tirantes de madera. Luego oí el disparo y miré hacia arriba. Te puedo jurar que había una silueta en la pared que da a la ventana del cuarto de Viner. Fue un parpadeo, pero vi a alguien.>>
-<<¿Era hombre o mujer?>>
-<<No puedo asegurarlo. Creo que tenía forma de hombre.>>
-<<A la hora del café solo faltaban tres personas en el comedor: mister Viner, su hermano y tú. Los demás estaban todos... creo.>>
Se queda mirando la pared. Se da cuenta de que las pistas solo apuntan hacia un lugar. Él y Tristan son los únicos que carecen de coartada, aunque espero equivocarme.
-<<Tienes razón, es sospechoso.>>

-<No entiendo su pregunta, monseiur Pascal.> -me dice confundida miss Brewster.
-<Mire, mi amigo, Maurice Chifflet, parece estar bastante complicado con este asunto, y solo estoy buscando la manera de ayudarlo, ¿me comprende?>
-<Está muy bien, monseiur Pascal, pero ¿qué tengo que ver yo en todo eso?>
-<Solo quiero saber que hizo usted ayer.>
-<Como si los del Rescue no nos lo hubieran preguntado ya.>
Tiene razón. La mañana que le siguió a la noche del crimen fue abrumadora. Nos hicieron pasar individualmente a un cuarto pequeño y nos bombardearon a preguntas. Todavía están esperando a que arrive un detective enviado de Francia.
-<¿Entonces?>
-<Veamos... más o menos a las ocho menos veinte me encontré con usted en las escaleras. Hablamos sobre mi visita a la montaña que tenía lugar hoy...>
Saca su reloj y mira la hora. Enfadada lo vuelve a guardar.
-<Ya son las cuatro de la tarde. Perdí mi excursión. ¿Sabe cuánto me costó pagarla? Voy a tener que hablar con la empresa de turismo.>
-<Por favor, miss Brewster, concentrémonos en esto. ¿Qué hizo usted desde que subió las escaleras hasta la cena en donde nos reencontramos?>
-<Mmm... Fui a mi habitación, saludé a mistress Evans en el pasillo, y me acosté en mi cama a leer un libro. Luego me duché... que malo es el sistema de agua caliente aquí, apenas alcanza para nosotros... y bajé a cenar.>
-<¿No escuchó nada mientras leía?>
-<Bueno... Solo los típicos pasos que se escuchan en un hotel así. Hubo mucho movimiento de gente.>
-<Bien. ¿Puedo saber que hizo los quince minutos que tuvimos entre la cena y la llegada del café?>
-<Subí a mi habitación, me arreglé el maquillaje y luego fui al baño.>
-<Está bien así, muchas gracias.>
La dejo sola en la terraza y vuelvo a entrar al hotel. Tengo que hablar con el jefe del destacamento de Rescate. Quiero volver a ver la escena del crimen.

Miro la lista que tiene el jefe del destacamento de Rescate.

Brewster, Angela: 67 Malborough Avenue, Londres, Inglaterra. Artista, de vacaciones.

Chifflet, Maurice: 356C Limbough, Brujas, Belgica. Socio de la Fundación Free Fly, practicando paracaidismo.

Ching, Tao: Dueño del hotel.

Evans, Jefferson: New York, United States. Gerente de MaConn Industries, de vacaciones.

Evans, Lorraine: New York, United States. Desempleada, esposa del anterior.

Matthew, Connor: New York, United States. Dueño de la patente RiceWorlds, mantenia negocios con el muerto.

Miao, Tong: Vive en el hotel y está a cargo del transporte.

Pascal, Ocean: 66 Residencial Avenue, Brujas, Belgica. Dueño de la Fundacion Free Fly, practicando paracaidismo.

Rosales, Jorge: 89 Calle Europa, Madrid, España. Dueño de la cadena de restaurantes Tropical, de vacaciones.

Viner, Alessia: 45 D Le Rouge, París, Francia. Desempleada, esposa del muerto.

Viner, Wilfried: 45 D Le Rouge, París, Francia. Asesinado.

Viner, Tristan: 56 Victoire, París, Francia. Hermano del muerto.

Xiang, Yu: Camarera del hotel, y la que descubrio el cadaver.

Xiang, Chew: Esposo de la anterior, y trabaja en la cocina.

Zahong, Liu: Cocinera del hotel.