Volvemos a la casa una hora después. Nos acostamos y caemos dormidos casi inmediatamente.
¡pipipipipipi! Golpeo el despertador, que se estrella contra el suelo.
Son las siete de la mañana, a las nueve sale el avión, que hace escala en Buenos Aires, para después seguir hasta París. Me cambio rápido, y desayuno unas tostadas con dulce casero, hecho por la tía de Danco. Él aún no se despertó. Salgo afuera, a tomar aire. En ese momento me agarran unas ganas irreprimibles de volar. El día está hermoso, vuelo sobre toda la dormida ciudad, es muy temprano aún. Un viento fuerte se acerca, y decido regresar.
Cuando entro otra vez a la casa, Danco recién está desayunando. Nicolás lo apura, nervioso.
Salimos hacia el aeropuerto en el auto del tío de Danco, y llegamos al aeropuerto justo a tiempo. Por poco no me dejan subir la bicicleta al avión, pero discuto por un instante y finalmente logro mi objetivo.
Off: seguimos en París